
La Rosa era una niña muy hermosa, todos los hombres de Las Palmas estaban enamorados de ella. Pero un día Rosa se casó con un afuerino, un minero que trabajaba en la mina de cuarzo.
Desde ese día vivieron en una casita que tenían frente a una inmensa Palma; nunca tuvieron hijos, vivieron siempre solos y como él era muy celoso, iba a trabajar y la llevaba todos los días al anca de su caballo y así ella también lo ayudaba en su trabajo.
Cuentan que un día que caminaban por los cerros, encontraron una veta de oro y ellos muy felices comenzaron a explotarla, para que nadie se diera cuenta de su descubrimiento, no compraron con el oro, solamente lo guardaron.
Una noche, después de una amansadura de potros, él salió a la cantina de don Lauro en Villa Prat junto a otros huasos.
Al otro día Rosa supo que su esposo fue encontrado muerto, ya que en una riña había sido golpeado con una chicotera y la argolla estaba marcada en la cabeza.
Desde entonces Rosa vivió sola, a pesar de que los hombres la pretendían y un día amaneció muerta, la gente dice que de pena.
Cuando algún día un huaso pasa por delante de la casa de la Rosa, sienten que llevan al anca a la mujer y escuchan su risa.
Nunca encontraron el oro guardado por el matrimonio, y se cree que puede estar enterrado bajo la palma de la casa, pero nadie se atreve a averiguar. Todos temen a la Palma de la Viuda.
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